La importancia de los gremios en Valencia, y concretamente en el Barrio del Carmen, se remonta a tiempos lejanos. Con la entrada de Jaime I de Aragón en Valencia, se establecen en determinadas partes de la ciudad intramuros personas dedicadas a distintos tipos de oficio, que darán lugar al nombre de muchas de las calles, plazas y huertos. A principios del S.XVI los Gremios valencianos alcanzaron su esplendor y muchos de ellos adquirieron sedes con capilla propia donde se reunían para tratar los asuntos comunes y el buen régimen del oficio. Mientras carecieron de local y capilla, la iglesia del Carmen sirvió para dichas reuniones y fiestas religiosas.
Entre estos, un Gremio poco conocido fue el de los Cabañeros, que eran los que poseían cabaña o rebaño de ganado en las tierras valencianas. Su centro de reunión era una capilla situada en el primer claustro del Convento del Carmen y tenían por patrono a San Joaquín en su altar de la iglesia del barrio y le celebraban una fiesta anual. Los Caldereros fueron elegidos por el rey D. Jaime para habilitar el arrabal del "Tossal", en la zona correspondiente a la calle de la Calderería. Su bandera llevaba en la cima del asta la imagen de San Juan Evangelista labrada en plata. También celebraba su fiesta en el Convento del Carmen Calzado, donde tenían su capilla. Los del Gremio de Canteros, también llamados Pedrapiquers, celebraban en el primer claustro del Convento carmelitano donde tenían su capilla dedicada a Santa Lucía.
Un Gremio de gran interés histórico para el Barrio es el de los Sogueros, que celebraba sus cultos en el altar mayor de la iglesia del convento del Carmen, en el que tenían un beneficio y en atención a ello suministraban gratis las cuerdas que se necesitaban para las campanas. Pero pasó el tiempo y adquirieron una capilla dedicada a la Virgen de los Desamparados, y el Gremio vendió al marqués de Caro tiempo después sus propiedades. El Gremio de Sogueros se trasladó entonces a una travesía del Camino de Burjasot donde siguió con sus ritos y costumbres tradicionales. Otro Gremio que con sus distintas variantes, "assaonadors" o zurradores, "blanquers" o curtidores y "guanters" o guanteros, proporcionó fama al Barrio y cuyo nombre perdura rotulando una de las más populares vías del callejero valenciano, fue el dels Blanquers. Se dedicaba a adobar o aderezar y curar las pieles para ser trabajadas posteriormente en la fábrica de guantes, zapatos, bolsos, etc. Y es que el tratamiento de las pieles fue un oficio abundante en toda la vieja demarcación del Barrio.Entre los oficios de mayor antigüedad de Valencia, cabe destacar también el Gremio de Moliners, que adoptó como patrona a la Virgen del Carmen, o el de Herreros, los cuales tenían su casa cofradía junto al Portal de Valldigna, y acogieron como patronos a San Eloy y Sta. Lucía. También encontramos a los Traginers, cuyo objeto era cargar el dinero y artículos de comercio y transportarlos. Tuvieron su casa gremial en la antigua plaza de Na Jordana, y su bandera llevaba en su remate el pasaje de la "Huida de Egipto". En cuanto al prestigioso Gremio de Esparters, que acogía gran cantidad de operarios por la abundancia de espartos en los montes de nuestra provincia, tenía su casa gremial junto al Portal Nuevo. Su bandera tenía la imagen de su patrón, San Onofre, que estaba también reproducida en la cima del asta. La fiesta anual la celebraban en la iglesia del Convento de San José y Sta. Teresa de las religiosas carmelitas descalzas de la plaza del Portal Nuevo. Por último, los Peraires se dedicaron a la fabricación de ropas de lana. Era tal la categoría de este Gremio que presidía en los actos públicos a todos los demás. Ocuparon el Huerto conocido del Tirador, emplazado en las calles de Cuarte y la de la Corona. En la iglesia de San Miguel, desaparecida a consecuencia de la guerra civil española de 1936, tenían sus capillas dedicadas a la Stma. Trinidad y a San Miguel Arcángel. Entre otras cosas, fue célebre este Gremio en la tradición popular valenciana por la colosal imagen de San Cristóbal que poseían y que veneraban en una capilla construida al fondo de la calle de Cañete. Otro de los Gremios valencianos que tuvo una especial devoción a San Cristóbal, al que de hecho invocó como Patrón, fue el de Tundidors, dedicado a igualar con tijera los paños. En su bandera gremial campeaba la imagen del santo junto a unas tijeras coronadas en oro, todo ello sobre fondo carmesí con fajas y adornos del preciado metal.