21 de diciembre de 2011

El Palacio de la Condesa de Ripalda se presenta en la memoria de los valencianos como un castillo de cuento...



El Palacio de Ripalda o Castillo de Ripalda era un edificio de estilo romántico ecléctico en la memoria desgraciada de la ciudad de Valencia . La construcción de este edificio de Ripalda está ligada a la figura de Josefa Paulín de la Peña, Condesa viuda de Ripalda, que tuvo el capricho de construirse en uno de ellos huertos que la familia poseía entre los Jardines del Real y la Alameda un castillo con torres de cuento. Cuando el conde muere, en 1879, es cuando cobra vida propia la figura de esta mujer fuerte y emprendedora que hasta entonces había estado eclipsada por su esposo. Esta valenciana, perteneciente a una familia de origen francés, se puso al frente de la hacienda familiar y de las decisiones de los negocios y ella fue la promotora del pasaje de Ripalda, una galería comercial al estilo europeo, con elegantes cafés, donde en 1897 se ubicó un lujoso hotel dotado del primer ascensor que pudieron ver los valencianos.
Respecto a nuestro palacio, la condesa ordenó su construcción al arquitecto Joaquín Arnau y el edificio se levantó entre 1889 y 1891. Además , en 1936, al trasladarse a Valencia el gobierno de la república, se utilizó el palacio como sede del Ministerio de Comercio. Este palacio ha sido uno de los iconos de la ciudad hasta que fue derribado en el año 1967 para disgusto de muchos valencianos ya que suponía para sus herederos un elevado coste de mantenimiento y lograron incluirlo dentro de la recalificación de la manzana de la antigua Feria de Muestras, el Palacio de Ripalda, el jardín de Monforte y el Sanatorio de la Esperanza (actual Clínica Quirón) en el Plá del Real. En la actualidad, sobre el solar que ocupaba el palacio se levanta un edificio conocido como La Pagoda en el que los herederos permutaron muchos de sus pisos. A pesar de que hace más de 40 años que desapareció, el castillo de la Condesa de Ripalda permanece en la memoria colectiva de muchos valencianos. Algunas leyendas alimentan el recuerdo y, una de ellas, dice que el edificio fue comprado por un potentado y trasladado piedra a piedra a Estados Unidos, aunque lo cierto es que fue derribado sin más como los sueños que se desvanecen...