13 de febrero de 2013

El papel que hoy conocemos y usamos entró en Europa por tierras valencianas.



Es conocido que el papel comienza a ser utilizado en el S.II y que llega a Europa de manos de los árabes. Existe un hecho relacionado con la introducción del papel en Europa y es que se produjo por tierras valencianas. Su primer centro de producción, por tanto el primer molino papelero europeo, data de 1056. Este se hallaba situado en las afueras de la floreciente ciudad de Xátiva, rica en agua y lino, y su propietario era conocido como Abú Masaifa. Y es que, junto a una vieja acequia, construye una fábrica de papel con más de veinte trabajadores. Su consecuencia es que a mediados del S.XII Játiva producía un papel  exquisito que exportaba a todo el mundo y por entonces esto es recogido en las crónicas del geógrafo árabe Al-Idrisi. Además esto paso a la lengua de quienes comerciaban con nosotros y los ingleses, que eran buenos clientes, lo incorporaron al inglés igual que se escribe en Valenciano, "paper". Otra consecuencia inmediata fue que con Xàtiva ya incorporada al Reino de Valencia, el rey Jaime I el Conquistador favoreció la producción papelera ya que nutrió los archivos de la Corona y en él se escribieron obras como el Llibre del Repartiment (1237-1252), o el Archivo de la Colegiata de Xátiva. En atención a esto la protección real se materializará, por una parte, en diversos privilegios a la aljama de Xàtiva y, por otra, en la prohibición de hacer papel fuera de su arrabal.
A lo largo del siglo XIII y durante buena parte de la siguiente centuria, la producción papelera permanecerá en manos de artesanos independientes en algo muy parecido a una industria casera. En sus casas o talleres continuarán utilizándose las técnicas árabes tradicionales. Pero, cuando se intensificaron las relaciones comerciales con Italia durante el reinado de Pere IV, el papel de aquella región comenzará a ganar terreno. Por ello el papel de Xàtiva perderá poco a poco su liderazgo y la conquista de Cerdeña impulsará la importación de papel italiano, que se caracterizaba por un mejor acabado y un precio más competitivo gracias a la mecanización de su fabricación. Con la expulsión de los moriscos en el año 1609 la producción tradicional de papel se verá gravemente afectada, lo que no quita que la capital setabense haya sido un gran referente por su potente aportación a la civilización occidental.