Francisco de Borja y Aragón nació en el año 1510 en Gandía y murió en Roma en el año 1572, habiendo sido III General de la Compañía de Jesús, IV Duque de Gandía y Marqués de Llombay, Grande de España y Virrey de Cataluña. Fue el hijo del Duque de Gandía y biznieto del Papa Alejandro VI , Rodrigo de Borja . Aunque de niño fue muy piadoso y deseó convertirse en monje, su familia lo mandó a la corte del emperador Carlos I . Allí destacó acompañando al emperador en sus campañas y casándose con una noble portuguesa con la que tuvo ocho hijos. Llegó a ser «gran privado» del emperador y caballerizo de la emperatriz.
Ya en el año 1539, escoltó el cuerpo de la emperatriz Isabel de Portugal a su tumba en Granada. El hecho es que la reina de España era especialmente hermosa, pero murió en plena juventud, y Francisco fue encargado de hacer llevar su cadáver hasta la ciudad donde iba a ser sepultada. Este viaje duró varios días, y al llegar al sitio de su destino, abrieron el ataúd para constatar que sí era ese el cadáver de la reina. Pero en aquel momento el rostro de la difunta apareció tan descompuesto y maloliente por la putrefacción que Francisco se propuso firmemente nunca más servir a jefes que se iban a morir. En ese momento se propone dedicarse a servir únicamente a Cristo. La gente empezó a notar que la vida y el comportamiento del virrey Francisco cambiaban de manera sorprendente. Ya no le interesaban las fiestas sino los actos religiosos. Ya no iba a cacerías y a bailes, sino a visitar pobres y a charlar con religiosos y sacerdotes.
En el año 1546 su esposa Eleanor murió y entonces decidió escribir a San Ignacio de Loyola pidiéndole que lo admitiera como jesuita. Que el Duque de Gandía y Gobernador de Barcelona lo dejara todo y se fuera de religioso como sacerdote fue una revolución en su tiempo . El gentío que asistió a su primera misa fue tan extraordinario que tuvo que celebrarla en una plaza. Lo primero que se propuso fue dominar su cuerpo por medio de fuertes sacrificios en el comer y beber y en el descanso. De ser gordo y robusto pasó a adelgazar de manera impresionante. Adoptó la vida de predicador itinerante y en el 1554 se convirtió en el Comisario General de los jesuitas en España y, en el 1565, Padre General de toda la Orden. En su gobierno dio gran impulso a las misiones y recibió misiones especiales del Papa . Fue canonizado en el 1671 y es el patrón de Gandía.
